jueves, 20 de marzo de 2014

¡El reflejo de tu cruz!



Hoy tuve la oportunidad de conocer a Melvin, el conductor de la grúa que me llevó hasta el taller esta mañana. Vaya forma de iniciar la primavera! Sin carro! ¿Cómo se le dice a estos hombres? ¿Grueros? ¿Alguien realmente les llama de alguna forma? ¿Pasan desapercibidos o son importantes?

Con un porte cansado y cabizbajo, pero bien dispuesto, realizó todo lo necesario para enganchar mi vehículo, subirlo a la grúa y asegurarlo.Observé con asombro lo que requiere el trabajo: fuerza, concentración, cálculo, pericia y sobretodo sentido común. Decidí iniciar la conversación, ya que es muy complicado para mí permanecer callada cuando estoy con alguien. Me contó que desde hace un poco más de 10 años se dedica al oficio. A pesar de que la gente piensa que ganan muy bien, la verdad es que sólo ganan el salario mínimo o un poco más. Le pregunté si han habido ocasiones en donde el vehículo que transportan sale volando por no haberlo asegurado, y me contó como la semana pasada uno de sus amigos "metió las patas" al no asegurar bien un Toyota RAV del 2014. El carro salió disparado, me dijo, y fue un milagro el no haber matado a nadie.

Originario de Yoro, vino a la ciudad buscando mejor futuro ya que por falta de dinero, sólo pudo llegar hasta el primer curso de educación media. Eran las 7:40 a.m. y Melvin acababa de regresar del Lago de Yojoa. Le había tocado ir a recoger a una chica que se accidentó en la carretera del norte. Inmediatamente pensé en las 6 horas que tuvo que haber manejado, y ahora sin quejarse, estaba atendiéndome. Le pregunté por su familia y me dijo que era padre de un adolescente de 14 años y de una niña de 6...le brillaron los ojos y empezó a contarme como lo habían felicitado ayer por el "día del padre." Prosiguió compartiendo algunas anécdotas de su niñez, y con tristeza recordó que nunca tuvo un papá que lo criara y aconsejara. ¡Su madre había sido todo! En menos de una hora, el tiempo que nos tomó llegar hasta el taller, Melvin compartió conmigo gran parte de su vida. Una vida marcada por el trabajo duro y el sufrimiento. ¡A pesar de todo, su tono transmitía fe y esperanza!


Decidí hacerle una foto, y en este momento al verla, me impresiona ver el reflejo de su rosario en el brazo. ¡Estoy segura que Dios y la Virgen cuidan a Melvin! ¡Con su vida refleja la cruz que todo cristiano debe llevar con alegría!

Fotografías de Irina Orellana

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