jueves, 27 de junio de 2013

Sobre roca Señor...


Sobre roca Señor, deseas que edifique mi vida,
y no sobre las arenas movedizas de lo fácil y pasajero,
que conozca tu palabra y la ponga por obra, 
que sea tu amor el cimiento más importante de mi vida, 
que la fe en Tí y en tus promesas, constituyan el motor que me mueve,
que no construya castillos en el aire, con las promesas de éxito y realización que el mundo ofrece.

Que mi pensar y mi actuar vayan de la mano Señor!
Permiteme cual roca sólida, no ceder a las tentaciones de hoy,
dame la valentía de no aceptar la corrupción como opción de ingreso fácil,
de no doblarme, ni voltear la mirada ante las injusticias del mundo,
de no ahogar mis preocupaciones, tristezas y dolores en la droga que asesina, 
o en el materialismo absurdo que deshumaniza.

Fundada sobre roca has querido ver mi vida Señor,
con la frente en alto a pesar de las tormentas cotidianas del desánimo y la desesperanza,
luchando contra corriente a pesar de los problemas,
confiando siempre en tu corazón aún cuando escondas tu mano.


Fotografía de Irina Orellana

jueves, 20 de junio de 2013

Pidiendo al Padre lo que necesitamos!



En los últimos 2 meses he estado viviendo una situación especial, o mejor dicho muy particular de sequedad espiritual. Supongo que es normal, cuando se trata de personas que estamos caminando, tratando cada día de mantenernos firmes en la fe, en medio de este mundo cada vez más secular. Hoy, la lectura del evangelio me ha recordado que todo lo que necesitemos, debemos pedirlo sin reservas y con fe al Padre (Mateo 6, 7-15), pero también debemos tener claro que esa oración debe ir acompañada de mucho amor al prójimo. Este amor que se puede materializar en actos de caridad y solidaridad, de comprensión, de perdón, de tolerancia, entre otras cosas.

Me ha surgido la pregunta del por qué de mi sequedad, de sentir las cargas más pesadas cada vez, de perder el entusiasmo en muchas tareas cotidianas, de creer que estoy sola en la batalla. La respuesta puede ser que mi oración no ha sido tan profunda como para sentir esa relación con el Padre, cada vez más fuerte. He dejado mis visitas al Santísimo y los espacios de silencio en mi jornada...como me ha afectado! La rutina me ha ganado, y debo admitir que hasta cierto punto lo había visto con normalidad.

Hoy mi oración es para que este Padre bueno siga derramando su gracia sobre mí, que me ayude a convertirme cada día, a ser fiel y amarle sobre todas las cosas, pero sobre todo, que me ayude a dar fruto, perdonando y amando siempre a quien tengo a mi lado!


Fotografía de Irina Orellana
Iglesia de Santo Domingo (Qorikancha), Cuzco, Perú